Jericho Stewart (Kevin Costner) es un tipo rudo, sin dudas. Eso sí, la agresividad le sirve para ser muy eficaz en su trabajo (el crimen), pero a la vez lo convierte en un sujeto torpe e inútil para gran parte de la sociedad. Por ello, surge como el candidato ideal para ser una especie de conejillo de indias de Micah Franks (Tommy Lee Jones), un doctor que está en busca de patentar un novedoso tratamiento. Ante la rebeldía de Stewart y la insistencia de Franks, la historia da un vuelco apasionante, lleno de acción y drama, en el que muchos crímenes saldrán a la luz.