El terror y el suspenso se apoderan de la pantalla con este filme, realmente escalofriante. Toda una obra macabra de Karyn Kusama, quien dirige este proyecto con la astucia que acostumbra.
Will y Eden eran una pareja feliz, con una vida envidiable. Su hijo, adorable e inteligente, alegraba sus días. Pero un día, todo cambia (para peor, claro está) cuando el niño muere. La historia se torna oscura, sangrienta e intrigante. A partir del fallecimiento del hijo de la pareja, la narrativa no es más que terror puro y duro, como en los comienzos de este género cinematográfico que tiene tantos adeptos como críticos.