Después de descubrir a su marido con la cabeza completamente ida, la editora literaria Helga Pato se ve obligada a internarlo en un psiquiátrico en el norte del país. En el viaje de vuelta en tren, un desconocido, para amenizar el viaje, le pregunta de pronto “¿Le apetece que le cuente mi vida?”. Se trata de Ángel Sanagustín, psiquiatra que trabaja en la misma clínica y que investiga los trastornos de la personalidad a través de los relatos y los escritos de los pacientes. Ángel le cuenta la sórdida y extravagante historia del peor caso clínico al que se ha enfrentado jamás, el de Martín Urales de Úbeda, un enfermo paranoico extremadamente peligroso obsesionado, entre muchas otras cosas, con la basura